Desarráigame ahora que un viento de sepulcros
me golpea en las arterias.
Desarráigame ahora.
Yo luche a tempestad de gritos en el vientre,
y te dije que no, que no, que no;
que en mí no dispersaras el polvo de otro polvo,
que no abrieras conmigo más rutas a la sangre,
mas mi voz fue enterrada por campanas de duelo
y espigada mi forma entre la piel y el suelo.
Tempestades de fuego conformaron mis venas,
leches trémulas de luna nutrieron mi epidermis
y un volante de furias fue timón de mi pecho.
Y yo siempre te dije que no, que no, que no;
que en mí no dispersaras el polvo de otro polvo,
y no hincaras más soles en el río de mis venas.
*Poema seleccionado en 1959, por Simón Latino en la Antología de la poesía sexual, de Rubén Darío a hoy, célebre colección bonaerence de poesía universal “Cuadernillos de Poesía”
me golpea en las arterias.
Desarráigame ahora.
Yo luche a tempestad de gritos en el vientre,
y te dije que no, que no, que no;
que en mí no dispersaras el polvo de otro polvo,
que no abrieras conmigo más rutas a la sangre,
mas mi voz fue enterrada por campanas de duelo
y espigada mi forma entre la piel y el suelo.
Tempestades de fuego conformaron mis venas,
leches trémulas de luna nutrieron mi epidermis
y un volante de furias fue timón de mi pecho.
Y yo siempre te dije que no, que no, que no;
que en mí no dispersaras el polvo de otro polvo,
y no hincaras más soles en el río de mis venas.
*Poema seleccionado en 1959, por Simón Latino en la Antología de la poesía sexual, de Rubén Darío a hoy, célebre colección bonaerence de poesía universal “Cuadernillos de Poesía”
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Conchi