I El tren sigue su marcha y me aleja de otro lugar, para llevarme a otro casi igual. Pienso que mientras el subcomandante Marcos pronuncia palabras seguramente históricas y la lucha se desata, los indios mueren uno a uno, con sus casas de palo y en sus vientres de polvo. Mientras, Europa es la tierra donde habitan los sueños que ya nadie sueña. II El tren sigue marchando, y huele a muerte de Dios. Te veo dormir. Blanco, todo blanco, pálido, casi de papel, barbado, hermoso y harto de serlo . Con piel de conquistador como si fueses hijo de Hernán o de cualquier otro. Y me miro, morena, oliendo a tierra, a muerte, igual de india que los míos. Y sé que lo sabes, porque tú, el hombre de al lado aún sueñas.
en la luz primera guardé mi voz