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Mostrando entradas de agosto, 2008

7 / Yunuen Esmeralda

7* Yunuen Esmeralda / José Falconi Sabemos que sabemos y callamos Dejamos que su aliento se fatigue Que se vaya perdiendo en sus alas de sombra Lo miramos tras sus ondas diluirse Al suicicio del amor te acompaño Nacido de tu voz camino a la soledad En tu casa hay una risa que siempre se escucha tras tu risa En mi palabra una voz llena de voces La vida se nos va siempre En un pequeño paraíso Que termina con la palabra amor destruida Es una libertad tan vagabunda que sólo de su olor emana el miedo ¿Y qué si no llevamos una cuerda? ¿Si decidimos flotar en la hermosura? ¿Si la fugacidad nos deja más desnudos? La soledad a medias, medio duele Pero el amor completo nos destroza Preferimos que el tiempo lo deprima Nos hacemos humano-deficientes Le damos nombre de otras cosas Máscara de colores o Delgadez del pensamieto Llovizna de tus manos o Tiempo que arde Frágil arcángel o Hipnosis ancestral Piedra que canta Lluvia que reposa en la alegría Principio del desorden o Fuego herlado A cam

EL SEXO EN SIETE LECCIONES / Eduardo Lizalde

1. Gozo y tortura que el Tártaro y el Cielo -uña de carne- desempeñan. Al sexo y su desorden milagroso, a su perfecto matrimonio; , de beso y abrelatas, sucumbimos. A la gloria del sexo, a su desenfrenado latrocinio, su avaricia impecable, alto, cedemos. * * * 2. Y por estar a flote, por ser la superficie de la espuma en la piel, por ser lo más visible y general, por ser el más común lugar del paraíso visitado, el sexo, lo evidente, lo que a todos iguala, lo esencial-sabia era Eva, ingenuo Segismundo-, por ser el sexo algo tan real, lo único real acaso, sólo se existe y vive a su merced. No es reducible el sexo a números ni a ciencia, no es cosa comprensible, no es natural ni humano y la divinidad lo desconoce. Lo real no está sujeto a inquisición. * * * 3. El tiempo escaso por costumbre y, por la costumbre, frágil, no basta para el amor y es demasiado para el sexo. Pero si en sexo se midiera el tiempo si el sexo -el gozo, mejor dicho- fuera una unidad de tiempo, sería la más pequeña q

A TU PUERTA LLAMÉ, NO ESTABAS... / Rubén Bonifaz Nuño

A tu puerta llamé. No estabas. Aspas de viaje te arrancaron. ¿Quién volverá cuando regreses? Viento sin recuerdos, en la noche se envuelve de inútiles presagios. Dicen que la vida prosigue. Entre nieves remotas, luces que desconozco, abro los brazos -lazarillos a ciegas-; busco. Desde aquí, junto a la oreja sorda amo en secreto, y enmudezco. Dicen que la vida no perdona. A tu puerta llego, y sin mirarte, maravillado te contemplo. ¿Regresaste, vives, te escondiste? Frente a tu casa silenciosa -pienso que estás-, no llamo. Espero. Y pasa la vida, y se detiene.

Toda la tristeza /Saúl Ibargoyen

Qué habrá debajo del cemento del hierro corrompido del asfalto. Tal vez allí se acumulan las sombras de tristes mujeres de adolescentes con ojos febriles en los dedos de funcionarios recibiendo en un pergamino su epitafio de accionistas que depositan los besos en un banco de pedazos de papel clavados en el suelo por inseguros incontables pasos de fantoches que llevan la corbata como un nervio marchito saliendo de l piel. Todo lo triste todo lo enfermo todo lo que oprime y limita los sueños. Hasta la brillante ascensión de los oscuros y el martillo incansable de los solos y los labios desteñidos que no fueron más allá de otra boca y las huellas de animales que tiende la noche por las calles y los libros en blanco y los discursos graves y las grandes heridas que jamás equivocan su lugar en el cuerpo. Y aun las flores de destinos diferentes y los cielos innumerables desplomando sus aguas abiertas y los bancos que asustan a los peces pequeños y la actitud displicente indicando que alguien