Los abismos atraen. Yo vivo a la orilla de tu alma. Inclinado hacia ti, sondeo tus pensamientos, indago el germen de tus actos. Vagos deseos se
remueven en el fondo, confusos y ondilantes en su lecho de reptiles.
¿De qué se nutre mi contemplación voraz? Veo el abismo y tú yaces
en lo profundo de ti misma. Ninguna revelación. Nada que se parezca al
brusco despertar de la conciencia. Nada sino el ojo que me devuelve
implacable mi descubierta mirada.
Narciso repulsivo, me contemplo el alma en el fondo de un pozo.
A veces el vértigo desvía los ojos de ti. Pero siempre vuelvo a escrutar en
la sima. Otros, felices, miran un momento tu alma y se van.
Yo sigo a la orilla, ensimismado, Muchos seres se despeñan a lo lejos.
Sus restos yacen borrosos, disueltos en la satisfacción, Atraído por el
abismo, vivo la melancólica certeza de que no voy a caer nunca.
remueven en el fondo, confusos y ondilantes en su lecho de reptiles.
¿De qué se nutre mi contemplación voraz? Veo el abismo y tú yaces
en lo profundo de ti misma. Ninguna revelación. Nada que se parezca al
brusco despertar de la conciencia. Nada sino el ojo que me devuelve
implacable mi descubierta mirada.
Narciso repulsivo, me contemplo el alma en el fondo de un pozo.
A veces el vértigo desvía los ojos de ti. Pero siempre vuelvo a escrutar en
la sima. Otros, felices, miran un momento tu alma y se van.
Yo sigo a la orilla, ensimismado, Muchos seres se despeñan a lo lejos.
Sus restos yacen borrosos, disueltos en la satisfacción, Atraído por el
abismo, vivo la melancólica certeza de que no voy a caer nunca.
Comentarios