No creo que aquí pueda encontrar a alguien que me
agrade, y la ciudad y sus entornos, de eso estoy seguro,
me repugnarán siempre. Por lo demás, creo que pronto
me verán en Viena, aunque no lo quiera. Tal vez vaya
también a Borneo. De algún modo se descargará la
tormenta que en mí se acumula.
Georg Trakl
Carta a Erhard Bushbeck, fechada
en Innsbruck, el 24 de abril de 1912.
(Traducción de Marco Antonio Campos)
Diciembre
(...)
8
No podría ser vampiro, soy fóbico a la sangre. Pero si estuvieras
aquí, hermana, expondría mi rostro a la tibieza de tu llovizna roja.
Soñé que hacía mi equipaje, preparándome para una larga
exploración. Al despertar lo supe: había soñado con el olvido.
El malayo no ha venido en diez días. Sin embargo, su gato ha
estado arañando la puerta, insistiendo en entrar. Lo vi por una
rendija. Se le ha caído el pelo de las patas y de la cabeza. Además
de apremiante, su aspecto es irreal.
Hoy me he bañado dos veces en el mismo río. Bajo el agua se me
llenó la boca de piedras y pude contemplar la orfebrería de mi
respiración.
Hace mucho calor sobre la tierra. La luna es llamarada redonda. El
recuerdo es otra hoguera en movimiento. Corre música oscura por
las venas. Viene de lejos, de las tristes cavernas de los nervios.
Ladro bajo el agua sin despertar a nadie. Caminan dormidos los
cangrejos. Saco la cabeza del fondo y la sepulto en la identidad de
la estrella más negra.
Fragmento tomado del libro Moneda de tres caras, en la edición de la Universidad Autónoma de Nuevo León el año de 2013. Epígrafe, página 85; poema 8, página 100.
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