HE vuelto. He vuelto a tu puerta: no hay nadie, me digo, no
hay nadie tras las puertas cerradas del poema: la voz es un muro
donde se incendian como enredaderas lágrimas.
He vuelto como la noche vuelve sobre sus pasos de sombra,
con su follaje de gritos; una oquedad silenciosa acecha mis pasos,
mientras llueve sobre el corazón de tierra que llevo entre las manos,
y el agua misma, el agua toda, desborda su triste cabellera.
He vuelto, como una madre antigua y dolorosa, a buscarte
en los rincones de este cielo, anestesiada y pura.
He vuelto, luz terrible, a tu dominio: a recorrer esta herida
como un ciego, mientras la voz se sumerge entre las aguas y arde el
pabilo de tu nombre entre mis ojos:
patria de niebla, patria mía,
qué larga fue la noche, qué larga y oscura fue la noche,
qué río más hondo el del olvido.
Tomado de http://www.laestafetadelviento.es/poesia-viva/maestros-jovenes/maria-rivera
hay nadie tras las puertas cerradas del poema: la voz es un muro
donde se incendian como enredaderas lágrimas.
He vuelto como la noche vuelve sobre sus pasos de sombra,
con su follaje de gritos; una oquedad silenciosa acecha mis pasos,
mientras llueve sobre el corazón de tierra que llevo entre las manos,
y el agua misma, el agua toda, desborda su triste cabellera.
He vuelto, como una madre antigua y dolorosa, a buscarte
en los rincones de este cielo, anestesiada y pura.
He vuelto, luz terrible, a tu dominio: a recorrer esta herida
como un ciego, mientras la voz se sumerge entre las aguas y arde el
pabilo de tu nombre entre mis ojos:
patria de niebla, patria mía,
qué larga fue la noche, qué larga y oscura fue la noche,
qué río más hondo el del olvido.
Tomado de http://www.laestafetadelviento.es/poesia-viva/maestros-jovenes/maria-rivera
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