de estos días hambrientos de cariño,
nieva soledad,
muerde el frío el tiempo,
se desmigaja la lluvia de mi ventana.
De muy lejos llega el ladrido de un perro,
el silbato de un tren que nunca acaba de partir,
el susurro de los jinicuiles y los grillos
que rompen en estrías la noche
y mi corazón.
Y mi corazón,
ciervo acongojado,
agoniza en un insomnio de muerte.
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