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Fragmento IV de "Guardador de rebaños"/ Alberto Caeiro (Fernando Pessoa)

Esta tarde cayó una tormenta
Bajó por las laderas del cielo
Como un pedrusco enorme...

Como cuando alguien desde una ventana alta
Sacude un mantel,
Y las migajas, por caer todas juntas,
Hacen algo de ruido al caer,
La lluvia cayó del cielo
Y ennegreció los caminos...

Cuando los relámpagos sacudían el aire
Y abanicaban el espacio
Como un gran cabeza que dice no,
No sé por qué -yo no tenía miedo-
Me puse a rezarle a santa Bárbara
Como si yo fuese la tía vieja de alguien...

Ah, es que rezando a santa Bárbara
Yo me sentía aun más sencillo
De lo que creo ser...

Me sentía familiar y hogareño
Y habiendo pasado la vida
Tranquilamente, como el muro de la huerta...

Tengo ideas y sentimientos por tenerlos
Como una flor tiene perfume y color...

Me sentía alguien que puede creer en santa Bárbara...
¡Ah, poder creer en santa Bárbara!
Quien crea que existe santa Bárbara
Pensará que ella es alguien y es visible o ¿qué pensará de ella?

(¡Qué artificio! ¿Qué saben
Las flores, los árboles, los rebaños
De santa Bárbara?...
Una rama de árbol,
Si pensara, nunca podría
Construir santos ni ángeles...
Podría pensar que el sol Es Dios, y que la tormenta
Es una multitud
Enfadada, encima de nosotros...
¡Ah, cómo hasta los más sencillos de los hombres
Lucen enfermos y confusos y estúpidos
Ante la clara sencillez
Y la salud en existir
De los árboles y de las plantas!)

Y yo pensando en todo esto,
Me sentí otra vez menos feliz...
Quedé sombrío y enfermo y taciturno
Como un día en que la tormenta amenaza todo el día
Y ni siquiera llega de noche...

(Traducción de Miguel Ángel Flores)

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